Me hablo del elogio de la sombra, me hablo de lo zen, me habló de todas esas cosas que parecen ser estrictamente niponas. Así, que le dí libertad total, y añadí-"cómo soy muy mala con las obras, quiero ser respetuosa con tu profesión y no voy a coartar tu libertad creativa".
Pasaron dos años, y cuando fui a verla, me encontré exactamente con ésta casa, que me retrataba tan exactamente como una fotografía de Walker Evans.
Vamos que era, mi autentico retrato interior.
4 comentarios:
jaja que genial eres!!!!
un saludo con las piernas bien levantadas hacia arriba!!
ja, ja, ja... Si ya se ve que tienes la cabeza bien puesta, y unos buenos cimientos, ¿de pequeña eras de las que empezaba la casa por el tejado?
yo siempre empiezo la casa por el tejado, porque me gusta tener la cabeza en las nubes...
Cuando le das a alguien tu confianza puede que cumpla tus expectativas...
Me encanta tu imperfecta pero maravillosa casa!
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