sábado, 27 de abril de 2013

declaración de amor filosófica



En una revista leo que Hanna Arent conoció a su futuro esposo Günther Stern en un baile de máscaras. El filósofo parece que la conquistó formulando un pensamiento enigmático "amar es un acto por el que convertimos algo a posteriori -es decir ese otro al que conocemos accidentalmente- en un a priori de nuestra propia existencia.

El matrimonio fracasó, porque puede que la filosofía sirviera para ese momento "accidental" pero lo que no sabía el bueno de Stern a priori, es que Hanna estaba enamorada de Heidegger y al ser ninguneada por este, prometió casarse "como quiera o con cualquiera".

La anécdota que no se si será cierta, me ha encantado. Los pensadores piensan, pero generalmente no ven. La filosofía no evita la melancolía del fracaso. Quizás pueda ayudar a posteriori.

martes, 23 de abril de 2013

mis lágrimas portátiles


A ciertas horas se me coloca una especie de nube en la cabeza. Procuro descargarla llorando con lágrimas que no tengo. Ayer cuando salía pensé "voy a coger las lágrimas". Y así lo hice, lamento decir que no es una licencia poética. No tengo lágrimas, las desperdicié.
Lloré tanto como un rio, pero además tengo una enfermedad de esas llamadas "raras" y que entre otras causas, provoca sequedad de ojos, garganta y nariz.
Así que soy rara, muy rara y mis lágrimas son portátiles. Hay cosas peores. Creo que lo he contado en alguna ocasión. Pero lo repito, porque quiero llegar a ser como G.S.: una lágrima, es una lágrima, es una lágrima.

(La imagen corresponde a Demi Moore, fotografiada por Michel Comte)

lunes, 15 de abril de 2013

experta !jamás!

Desde pequeña mi interés por todo, ha sido para no caer en la tentación de ser experta en nada. Gracias a ese interés mi vida ha sido todo menos aburrida. Nunca jamás he encontrado algo más interesante que estar interesada en el todo. Y claro, lo mejor es que no llegas.

miércoles, 10 de abril de 2013

anne sexton mujer, poeta y maldita


Hace muchos años (1994) iba en un tren desde Madrid a Donosti, y en el compartimento viajaba una chica sueca que me dijo que había estudiado periodismo y español, para venir a trabajar a España. Ahora volvía, -porque según ella- los periódicos españoles sólo hablaban de política de los partidos. No hablaban de lo que interesa al ciudadano: la sociedad, la cultura y educación, que es lo que les atañe.
Leía un libro de poemas de Anne Sexton en castellano, cosa que me extrañó. Le pregunte ¿por qué no lees directamente en inglés? y me respondió que en un viaje a Venezuela encontró una antología traducida que nunca la habia encontrado antes.
Yo había oído hablar de Sexton, y tenía interés.  Cuando llegamos a nuestro destino, lo habia acabado y me lo regaló. Esos poemas me trastornaron.
Sexton fue una mujer que trabajó de modelo, tuvo enormes depresiones que comenzaron a hacerse más graves después de un embarazo, se psicoanalizó, bebió y amó sin discreciones. Era inmadura, débil, amiga de Silvia Plath, y entre martini y martini las dos acabaron suicidándose.
Desde esa hipersensibilidad que conduce a la locura trató sin conseguirlo relaciones estables, y dejo una poesía conmovedora, esencial, envolvente; en la que el lenguaje se nos revela desde lo profundo.

I am happy today with sheets of life.
I washed out the bedsheets.
I hung out the bedsheets and watched them
slap and lift like gulls.
When they  were dry I unfastened them
and buried my head in them.
All the oxygen of the world was in them.
All the feet of the babies of the world were in them.
All the crotches of the angels of the world were in them.
All the morning kisses of Philadelphia were in them.
All the hopscotch games on the sidewalks were in them.
All the ponies made of cloth were in them.

So this is happiness,

that journeyman.


Hoy me hacen feliz las sábanas de la vida.
Enjuagué las sábanas de la cama.
Tendí las de la cama y las contemplé
dar palmadas y alzarse como gaviotas.
Cuando estuvieron secas las descolgué
escondí mi cabeza entre ellas.
Todo el oxígeno del mundo estaba en ellas.
Todos los pies de bebes del mundo,
Todas las ingles de los ángeles del mundo,
todos los besos matinales estaban en ellas.
Todos los juegos a la pata coja en las aceras,
Todos los ponis de trapo estaban en ellas.

De modo que esto es la felicidad,
ese jornalero.


November 9, 1970

9 de noviembre de 1970

jueves, 4 de abril de 2013

gestionar el tiempo para perderlo


El cóctel de la buena gestión del tiempo consiste en tres partes de disciplina y una de improvisación. Sin embargo, una buena improvisación resuelve mucho.  Hay que conocer el concepto del tiempo, saber que existe el tiempo verdadero y el falso.
El tiempo verdadero es el instante presente; el falso tiempo necesita de la mente (programar tareas, recordar...), muy útil, pero si nos excedemos deriva en estrés y enfermedad. En cambio, la conexión con el instante presente la usamos muy poco y es lo que nos hace felices y productivos.

La buena gestión del tiempo es la atención plena, cualidad milenaria que nos permite estar en contacto con el presente usando la mente. Cualidad que no poseo, y que me suena muy oriental. Otro aspecto esencial es gestionar bien la energía. No estar siempre agotado. Trabajar es diferente que esforzarse. Los que de verdad trabajan no muestran  ningún esfuerzo, porque gestionan sus tiempos de descanso. Yo procuro no esforzarme, para no dar mala imagen. Para ello hay que distinguir perfectamente entre lo urgente, lo importante y lo necesario. He ahí la buena gestión del tiempo. Generalmente lo importante no es lo urgente, sino lo necesario.

Para mi lo urgente casi siempre es lo innecesario. Y me interesa tanto el tema que busco el tiempo perdiéndolo. A veces lo encuentro, y me da alegría. Soy rápida, no busco ser perfecta. Improviso mucho.