lunes, 31 de enero de 2011

la complejidad de un hombre





Curzio Malaparte pidió al arquitecto Adalberto Libera que le diseñara su casa. Esa casa ha sido objeto de fascinación de numerosos artistas. Curzio fue un esteta, un grandilocuente nunca comedido. Fue un hombre de esos que se saltan las normas; del fascismo al comunismo. De ahí, que pareciendo inmensos, no sean lo suficientemente grandes para no estar arropados por una ideología. Las mujeres lo temían y lo amaban con la misma furia. Él se dejaba querer y saltaba de amante en amante. Dejó esa magnífica casa que se descomponía igual que su recuerdo. El tiempo la ha recuperado con ayuda de algunos que saben que los hombres pasan y sólo sus ideas y construcciones permanecen.
También el tiempo ha salvado dos libros "Kapputt" y "La piel". Heterodoxo y ambiguo Malaparte construyó una casa a la que sólo se podía acceder por barco o por unos riscos infernales. En "Le mepris" de Godard Brigitte Bardod trisca por la casa y las rocas. La casa de Malaparte es el sueño de querer volar, la pesadilla de la caída. Siempre me ha fascinado. En algunas fotos tomadas desde arriba se parece a un tanque gigante que quedó varado acantilado. Una fusión entre el sueño-clasicista del deseo y la fantasía futurista de guerra. Cerca del sol, cerca del mar ... cerca del abismo.

Su vida privada estuvo plagada de escándalos. A comienzos de la década de los treinta se unió sentimentalmente con una viuda de 35 años llamada Virginia Agnelli, madre del que luego sería presidente de la Fiat. Gianni Agnelli recordaba a Malaparte como "engominado, perfumado y viscoso". En cambio su hermana Susanna Agnelli, futura ministra de Exteriores, le adoraba. Puede que todo se debiera a una venganza: Agnelli lo había destituido de la dirección de La Stampa.
El artista Orfeo Tamburi, su amigo, dijo de él que "las mujeres sólo le servían para halagar su vanidad". Una amante, estudiante norteamericana, a la que negó el billete de vuelta, se suicidó de rabia y dolor.
Curzio se empolvaba sus rojas mejillas y para mejorar la piel aplicaba sobre su rostro chuletas de carne fresca. Por su lecho de muerte desfilaron las ex amantes, recibió al mismo tiempo el carnet del Partido Comunista y el certificado de católico, tras abjurar de su fe luterana. En realidad, el gran camaleón no fue fascista ni antifascista. Lisa y llanamente fue malapartista. (ELP)
(click en las fotos)

jueves, 27 de enero de 2011

solitarios sin soledades

Las soledades nos asemejan. Los solitarios se parecen. Son una misma patria. Son de tierra de nadie, un lugar que algunas veces hemos visitado, que otras muchas sentimos como nuestro barrio, el sitio de nuestros recreos, la calle que está a la vuelta de la esquina.
Soy una solitaria con carnet de los que no caducan. Sin soledades.
(fotografía  partisana de una instalación de peter feldman)

viernes, 21 de enero de 2011

una historia natural


Las cosas simples son más que cosas.
Me gustan las pequeñas cosas, las que no conozco.
Aquellas que son como un sueño.
Fragmentos de vida.
me gusta la nieve
me gusta la lentitud del invierno
el poema latente
la batalla por la supervivencia
estamos hechos de la medida de nuestros sueños.
mientras vivimos, miramos...

sábado, 15 de enero de 2011

papeles emocionales

Las emociones son un lugar muy habitado por los que las tienen. Van y vienen de manera que es imposible conducirlas. Ellas nos dirigen, nos seducen para llevarnos en algunas ocasiones hacia un pozo sin fondo. No importa, aún así volamos.
La emoción es un motor muy difícil de mantener. De repente y sin motivo, se va, se apaga, desaparece. Es entonces cuando se sigue o no se sigue, se puede o no se puede.
Y si no se puede, no debe seguirse. No importa el amor de los otros, ni el amor que uno siente por ellos. Si uno no sigue, todo sigue sin uno y sigue igual. Todo pasa, incluso la ausencia pasa. Sin emociones todo da igual.
Emocion-arte. Ese es el único estado imprescindible en la vida.

martes, 11 de enero de 2011

rostros, somos rostros



Los rostros no cuentan otra cosa que la historia de las vidas, de manera que un buen retrato es una especie de mapa topográfico de una existencia.
Es una forma de relato de los seres humanos; de sus vidas, de la belleza, de sus cicatrices, su fragilidad, su dureza, su satisfacción o sus frustraciones. Porque todo gran fotógrafo, retrata no sólo la superficie sino las huellas dejadas por la vida y que han atravesado esa superficie.

¿Qué es nuestro rostro sino una cita? se pregunta Roland Barthes. Existen en los rostros retratados por Joey Lawrence unas texturas en las que podemos leer historias de vida, son rostros que nos dicen: soy como me estás viendo. Los tiempos de exposición parece que duran toda la vida. La frontalidad los muestra totalmente expuestos.
  
Sus tomas revelan, como si quisiera hacernos ver que la mirada es tan potente como afilada. De ahí, su capacidad de detectar lo más profundo de la condición humana en las personas retratadas, ¿o será que las fotografías son tan eficientes en su registro que capturan la parte más impenetrable de las personas y los paisajes?
(fotografía Joey Lawrence)

domingo, 9 de enero de 2011

tiempos para lo frugal


 "La vida en la tierra sale bastante barata",
"Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
 "Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
 "Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo".

dice Szymborska en su poema titulado AQUÍ

Todo lo bueno es gratis: un abrazo, un puesta de sol, leer en el parque, mirar la luna, un sonrisa, el lametón de tu perro, observar el horizonte, el amor... sin pasión.
Las pasiones se pagan carísimas. Pasión viene de padecer.

(foto partisana)