sábado, 24 de septiembre de 2016

los cuentos son los refugios de las palabras



(...)"Pero los cuentos no solo son importantes por las enseñanzas que contienen, sino porque prolongan el mundo de las caricias y los besos de los primeros años de la vida y devuelven al niño al país indecible de la ternura. Paul Valéry dijo que la ternura era la memoria de haber sido tratados con atenciones extraordinarias a causa de nuestra debilidad. Ningún niño se olvida de esas atenciones. 

Ellos siempre buscan un lugar donde guarecerse, y el adulto levanta para ellos con cada cuento un lugar así. Da igual de qué traten, al sentarse a su lado en la cama lo que le dice al niño es que siempre estará allí para ayudarle. Tal es el mensaje de los cuentos: no te voy a abandonar. Un cuento es una casa de palabras, un refugio frente a las angustias que provocan las incertidumbres de la vida".

(Gustavo Martin Garzo)

jueves, 22 de septiembre de 2016

besos sin puntos ni comas, Margerite Duras



Cuando leí por primera vez a Margerite Duras soñé con ser ella pese a la tristeza. Su prosa sin puntuaciones me provocaba un sofoco que impregnaba mi cabeza del vapor del río Mekong. Me encantaba sus susurrante estilo, casi como relatado al oído. Y hablaba de amantes y entonces supe que nunca escribiría como ella pero podía sentir así. Modificó mis nociones del amor.

Duras escribe: “Los besos en el cuerpo hacen llorar. También diríase que consuelan”.
Aseguraba que uno escribe siempre sobre el cuerpo muerto del mundo, y también sobre el cuerpo muerto del amor, no para reemplazarlos, sino para consignar el desierto que dejan. Y repite, se repite como en un bucle, quizás inventándose aquella pasión china de un hombre que se presentaba a buscarle maquillado.

Un amor-compañero llegó a la vida de Marguerite cuando ella estaba sin aliento. con el volvió a escribir y a filmar, para darse cuenta de su imposibilidad de amar.  Su acompañante la protegerá, la soportará. Y lo maltratará. 

Vivió entre prosas, películas, marihuana y alcohol y frases que hacen llorar como aquellos besos en Indochina. Nunca dejó de hacer mermeladas.Posiblemente para sentir en sus labios la dulzura perdida.

Jamás he dado importancia a la puntuación.

lunes, 12 de septiembre de 2016

mi casera, el sueño, las moscas y dalí

Dalí inventó unas gafas con dos cristales y entre ellos colocó unas moscas vivas lo que provocaba en el que las usaba una especie de sopor profundo. Me gustaría tenerlas, ya que duermo muy mal, sin embargo la providencia que es muy providencial, me ha regalado una casera que me provoca pesadillas sin tener nada que ver con el sueño.

La señora es muy poco ídem y se preocupa tanto de sus cosas, que alquila sus casas y luego no te deja habitarlas. Como quiera que necesito hacer unos arreglillos, entre otros uno fundamental que es cambiar el baño por ducha por problemas de movilidad, ella se empeña en obturarme el cerebro a base de pegas nada convenientes. Señora sólo quiero dejarlo mejor! Pero hay personas que lo mejor solo les pertenece a ellos. Y mira que pueden ser malos...

De todo lo cual se deduce una verdad que hubiese patrocinado gustosamente Heráclito: dos hombres no se bañan en las mismas aguas aunque estén en la misma playa. Y como dijo Dalí "el tiempo es una de las pocas cosas importantes que nos quedan".

domingo, 11 de septiembre de 2016

Los fantasmas no son nocturnos



Los espíritus o los fantasmas no salen a medianoche. A medianoche aún no se han acabado las películas de detectives de la tele, los amantes recuperan fuerzas antes de hacerlo otra vez, los viejos matrimonios conversan con gran seriedad acerca de lo que ocurre con la economía familiar o las no inventiduras, de unos zombies que buscan puestos en el congreso, las buenas esposas hace mucho que sacaron la tarta del horno y metieron en él su aburrimiento. Y los malos maridos despiertan a los niños al tratar de abrir la puerta al volver a casa, borrachos. 

Hay demasiada vida a  medianoche como para que los espíritus de los ausentes puedan  asustar como es debido. De madrugada la cosa es distinta; a esas  horas hasta los empleados de las gasolineras se echan una cabezada y la luz grisácea empieza a sacar de la penumbra a seres y objetos cuya existencia ni siquiera sospechábamos.

Y otros que estuvieron a esas horas al lado recuperan un espacio que ya no es.

fotografía Thomas Friedrich

jueves, 8 de septiembre de 2016

la paciencia es un reloj



La paciencia es un reloj que utiliza un rostro humano para representar el paso del tiempo. Los ojos funcionan de la misma manera como las manos de un reloj analógico, con el ojo derecho indicando hora y el ojo izquierdo indica minuto. La boca se abre y se cierra para representar segundos.

no vemos otra cosa que tiempo



César Aira cita una teoría de George Berkeley  que dice que lo único fiable es el tacto. “La visión nos engaña a menudo, solo sirve para calcular el espacio que nos separa de las cosas, es decir, para calcular el tiempo que tardamos en tocarlas y confirmarlas.” Su conclusión es que no vemos otra cosa que tiempo. Es bonito aunque me desconcierta. 
Ese tiempo que nos absorbe como un gran agujero negro.

(Obra de Michael Heizer)

miércoles, 7 de septiembre de 2016

soy arquitecta de nubes improductivas



En este blog me llamo Marcela, me lo puse como homenaje a Duchamp, porque de él he aprendido las cosas más importantes de la vida. A ser y no ser. He aprendido que por la vida profesional hay que caminar con ligereza y tener mucho tiempo para dedicarlo al ocio. Soy una enamorada del no-hacer. Pero cuanto no trabajo me dedico al ocio sin parar de hacer cosas con una convicción casi religiosa. Hacerlos por obligación- es decir por la pasta- me resulta algo casi insoportable.

Se llamaba a sí mismo ingeniero del tiempo perdido y yo me declaro arquitecta de nubes improductivas. Tengo mucho respeto por personas que están seguras de que no hemos venido a este mundo a trabajar. Porque me parecería un despilfarro de la creación. Unos seres los humanos que nacen, crecen y se dedican a trabajar para poder pagarse cosas que ni siquiera necesitan me parecería una broma demasiado pesada, casi macabra. 

Yo misma, sin ir más lejos, vivo fraccionado en varios personajes discrepantes e independientes. Así que lo que digo lo pienso pero hay muchas ocasiones en las que casi no pienso lo que digo.

lunes, 5 de septiembre de 2016

cosas para no perder


Muchas de las cosas que aquí pongo son mi diario a lo largo de los años, y que quiero recordar. Aquí están a buen recaudo. Bueno...si las redes no se las comen.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Chaplin, cuando me ame de verdad

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.

sábado, 3 de septiembre de 2016

el largo viaje hacia los afectos



Siempre vuelvo a los afectos, no a los lugares. Los lugares puedo olvidarlos, puedo no volver, incluso acaban siendo como húmedo humo que desaparece como gotas de lluvía. Siempre que pienso en algún lugar, es en aquél largo viaje de vagar interminablemente en mis sentimientos y afectos. 
Ese ha sido el viaje más largo y repetido de mi vida.