Estoy descubriendo la vocación de contar todos los días algo, porque la palabra destino requeriría una explicación filosófica. El destino no es sino azar la mayor parte del tiempo. Vocación-diaria de impulsos sin pretensión, apenas incubados; una especie de impresionismo-expresionismo vital.
Una intenta al mismo tiempo ser persona por vocación y por destino. Por voluntad consciente y racional de ejercer un oficio, que no es sino el de la inmediatez. Yo no sé por qué escribo éstos posts. Barthes comenzaba un magnífico texto con esta frase: "Se escribe para ser amado". Con el tiempo me di cuenta de que esa frase no es cierta, porque todo lo que hacemos es para ser amados. Cuando escribimos, lo hacemos para ser amados de un modo específico. Lo misterioso es que sea a través de la escritura. Ser amados por lo que escribimos es una singularidad misteriosa.
Y mucho más misterioso es lanzar botellas al mar inmenso de la red. Y esperar que alguien las recoja, y dentro apenas haya nada. Navegar por la tempestad desconocida, pero a salvo.
(Foto de Joanna Pitman, en Saatchi Gallery)
3 comentarios:
No es tan misterioso, lo que escribes te define y crea afinidades, (claro que también puedes "amar" a un escritor de ficción, por ejemplo Tolkien, por los buenos momentos que te hace pasar su lectura).
Tú tienes la gran cualidad de expresar muy bien tus estados de ánimo y opiniones... y eso engancha, y si además lo acompañas de excelentes fotografías... pues... aquí estamos.
PRECIOSO. Y sí, todo lo que hacemos es para ser amados.
Una de esas botellas me llegò.Un beso
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