viernes, 24 de abril de 2009
falsa relatividad
La ansiedad engorda. Y no únicamente porque se tienda a comer más, muchos comen de menos sin que el efecto varíe. La ansiedad no provoca en sí la grasa, sino que lo que engorda es la necesidad, se necesita algo más de lo que se tiene, se quiere más y en ese buscarlo la presencia se agudiza. Así el ansioso desea con fuerza algo que no consigue captar y se dilata por aproximarse al objeto de su deseo. Hallarse ansioso es, paradójicamente, consecuencia de alguna importante carencia todavía sin remediar.
Se decía en el siglo pasado ( qué cerca, tan lejos) que el siglo veinte era el siglo de la ansiedad, y que el veintiuno sería el de la depresión. No nos lo creimos, y en ello estmamos, en un siglo deprimido y lleno de gordos o anoréxicos. Búlimicos del ahora, que no vemos otra posibilidad más que la del recuerdo de la abundancia de ayer, o el carpe diem del más inmediato presente.
Me siento filosófica de andar por casa. Nostalgia de aquellos años que no volverán: los de la talla 38.Todo no es relativo,la talla es cuantificable.
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3 comentarios:
¡Qué barbaridad! si da igual sobre qué escribas... tu consigues una "redondez" perfecta.
Ser ansioso por todo, tener por tener y tener más que el vecino.
Tienes razón, hemos dejado atrás el instinto, lástima.
Es verdad, tienes razón...
el vacio existencial que llevamos dentro, cual agujero negro de dimensiones incógnitas si, intentamos llenarlo consumiendo comida, objetos, y falsas posiciones en la vida...
Es triste, pero dificilisimo no caer en alguna trampa de esas...
un saludo!
(Es buenísima esa "instalación" de logos, buenisima y certera...)
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