Todos los durmientes caen en el mismo, idéntico y uniforme sueño. Pues este consiste precisamente en no diferenciarse. Por eso le conviene la noche, con la oscuridad y, asimismo, el silencio. Al igual, además, que una necesaria apatía: es menester que duerman las pasiones, los dolores o las alegrías y que también descanse el deseo, y el contacto mismo o el perfume de la cama, de sus sábanas y del compañero o la compañera, si los hay, con el cual uno/a duerme. (...)
El dormir juntos no abre otra cosa que la posibilidad de penetrar en lo más íntimo del otro, a saber, justamente en su sueño. El sueño dichoso y lánguido de los amantes que se hunden juntos en él prolonga su espasmo amoroso en un largo suspenso, en un punto culminante mantenido hasta los límites de la disolución y la desaparición de su propio acuerdo: mezclados, sus cuerpos se desenredan insidiosamente, por muy entrelazados que puedan permanecer en ocasiones hasta el final del dormir, hasta el momento en que redescubran la alegría como si hubiera sido renovada a causa de su olvido...
El dormir juntos equivale a compartir una inercia, una fuerza igual que mantiene juntos los dos cuerpos en su navegación como dos barcas estrechas que se alejan hacia la misma alta mar, el mismo horizonte sustraído una y otra vez y siempre en unas brumas que, en su indistinción, no permiten separar el alba del crepúsculo...".
(Jean-Luc Nancy)
5 comentarios:
qué romántica te has puesto lolalunera...
Nos vemos esta semana?
aquí tienes un nuevo lector , saludoss.
Trilce yo soy romántica...porque el mundo me hizo así.
Bienvenido, siempre hay aparecidos, incluso post mortem que traen buenas noticias.
Que perro mas delicioso :)
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