el azar de las palabras
Las palabras no se encadenan al azar: la dulzura es enfrentamiento, provocación, y tiene el enigma impenetrable de aquello que llamamos inocencia. Lo incisivo en la dulzura es su posible borradura, y es eso, precisamente, lo que nos aterroriza: que pueda ser la más alta expresión de la sensibilidad, su inteligencia y su fuerza, y, no obstante, desaparecer en cada momento.”
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