Voy a hacer una brevísima reflexión sobre otro sentimiento que normalmente ligamos a cualquier pérdida: la lástima. Personalmente, no me gusta la lástima. Y aplicada a este tema sólo se me ocurre citar a JK Rowling a través de uno de sus grandes personajes: No te den lástima los muertos, si no más bien los vivos, y sobre todo, los que viven sin amor. Qué gran verdad.
Volviendo a mi pérdida. No es fácil contar cómo me siento cuando lo que he perdido es un sentimiento. Una sensación. Una percepción. Hay quien lo llamaría chispa, otros emoción, ilusión, feeling… Yo no lo llamo. Porque ni siquiera encuentro palabras para describirlo. ¿Y cómo denunciarlo entonces? ¿De dónde saco un libro de instrucciones de mí misma? Si yo soy la máxima responsable de mis sentimientos, ¿cómo me pongo una hoja de reclamaciones? ¿Cómo se analiza algo que no sabes lo que es? ¿Se puede llenar ese vacío? Y lo más difícil de todo… ¿Cómo convierto esta pérdida en una ganancia para que deje de pesarme como lo hace?.
Simplemente he vuelto a un punto de partida.
Simplemente he vuelto a un punto de partida.
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