eros y tánatos, según marina abramovic

 

Hija de guerrilleros yugoeslavos la carrera de Marina Abramovic ha sido una continúa performance. Desde sus inicios, con su compañero Ulay, compusieron algunos de los exorcismos más tensos sobre el amor en el mundo del arte.

Interesados en las relaciones de poder se mostraron como sádicos y masoquistas, fueron capaces de pegar sus bocas con pegamento hasta casi la asfixia, tensaron un arco con una flacha apuntando directamente al corazón de Marina y estirando la tensión entre ellos.  Si Ulay aflojaba, Marina moría. Para su ruptura, hicieron una excursión de 2.500 km. andando cada uno por un extremo opuesto de la Gran Muralla China y al encontrarse se dieron el definitivo adiós.

En el MoMA de Nueva York la artista croata sentada en una silla, recibía a los visitantes que se sentaban enfrente sosteniéndoles la mirada. Días enteros de inmovilidad, que hicieron de la performance una de las más visitadas.

El arte pienso siempre es inútil, pero necesario. Los artistas son personas al límite, más allá de la belleza, más cerca de nuestras catástrofes. Lo mismo que denuncio arte político interesado, defiendo el arte por el arte y más el contemporáneo, que es atacado sin piedad por algunos que entienden las abstracciones más absurdas de la vida cotidiana.

Marina es una narcisista compulsiva que sube al escenario su resistencia para atestiguar el dolor y el sufrimiento, Abramovic quiere establecer un punto de ruptura, marcando radicalmente las sensaciones del presente del espectador. Ella ha dicho: "Estoy interesada en un arte que perturbe y rompa ese momento de peligro; por eso, el público tiene que estar mirando aquí y ahora. Deja que el peligro te concentre; esta es la idea, que te concentres en el ahora".

Ver a Marina, es vernos en muchas ocasiones a nosotros, sin enfrentarnos a nuestros miedos. Ella explora tanto lo físico como lo mental. Se autolesiona desde niña, cuenta que aborreciendo su nariz, se estrelló contra una esquina para que su estricta madre consintiera la cirugía estética. Marina sigue pegada a su nariz, pero su herida interior la somete a las retinas de los espectadores sin cloroformo. Hay que tener valor.