En lo más quieto está lo más rápido. Lo que llamamos límites no son
sino los cambios de ritmo, la velocidad que aumenta, la percusión que se
acelera.
El mundo sólo se deja sentir en los límites, precisamente para sabernos ilimitados. Subir a los límites es descender vertiginosamente por la escalera de nuestra ansiedad.
La pregunta no es qué se mueve o quién , sino qué queda de esa experiencia. Hay días que sin moverme no encuentro límites.
9 comentarios:
hummm no encuentro qué decirte... pero es por todo cuanto tú me dijiste en estas letras. Me apetece ronronear en ellas fotando el lomo como los gatos ;-)
¿Has visto HarryPotter? jijijijijiji
Aaachuchones!
Me quedo pensando......lo que sí me queda claro es que un ritmo continuo no tiene por qué detenerse y cuando hay un cambio de ritmo cambiamos de ubicación y pasamos a una desconocida hasta que éste se hace de nuevo continuo......pero sigo pensando.
Besos
Pues yo acabo de encontrar limites insuperables para comentarte algo inteligente...jajaja
Besitos y salud
Genín es Genial para los momentos dubitativos... te coloca del tirón en el bando positivo!
Achuchones!!!
Me recordaste ese dicho zen que dice: Aguas tranquilas corren profundas.
Genín está imparable. Bárbaro, ja, ja.
Besos.
Marce, la foto me hizo acordar a las litografías de Escher que admiré durante mi adolescencia justamente por todo eso que vos tan bien decís y que yo no puedo traducir.
Creo que eran litografías, si no sabé disculpar mi ignorancia.
Besos !!
La foto,como a Maia,me hizo acordar a Escher,lo amo. La quietud es el sumun desde que me conozco, es un estado que necesito como el agua. No es una cuestión física, es un asunto mental.Un beso
wow
...impresionante descripción la tuya, vertiginosamente contaste lo que los antiguos taoístas nombraban como que
"sin salir de su casa el sabio conoce el mundo..."...
...y lo has experimentado y lo compartes...
impecable... gracias por tu síntesis!
saludos
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