Nada distingue a los recuerdos de los otros momentos. Sólo más tarde los reconocemos por sus cicatrices. No hay método más infalible para hablar de los afectos que hacerlo desde los desafectos. Así, los recuerdos son momentos unidos a sensaciones más que a una realidad, siendo los afectos recurrentes, en la medida en que fueron unilaterales. Se recuerdan cosas increíbles, de poquísima intensidad y sin embargo, hay momentos y capítulos borrados por exceso.
La recurrente imagen de personas fotografiando aquello que tienen delante, para recordarlo más tarde, es síntoma de un tiempo, en el que lo digital archivado es almacén en el que rebuscar nuestras vidas. Y cómo diría el poeta "nosotros los de entonces, ya no somos los mismos".
Somos coleccionistas de nuestros propios recuerdos. Vulgares almaceneros que no seleccionan ni descartan. Un bric-a-brac de momentos.
3 comentarios:
Diría que si, que tienes razón,pero a veces me gustarecordar los buenos momentos en fotografia.besito.
Reelaboramos los recuerdos durante toda nuestra vida, hacemos nuestros recuerdos de experiencia, fantasia, fotografías y deseo.
Casi todos nuestros recuerdos más remotos provienen de nuestro álbum, real o imaginario, de fotografías de la vida.
En un recuerdo no podemos decir lo siento'.
Beso,
Luna
Sí, los recuerdos se elaboran con todos los materiales vividos, ahora las fotografías no son realidad, son simples imágenes que pueden reelaborarse y mentir.
Lo digital ha llevado a un exceso de imágenes, ya nuestras vidas no son intimidad sino ex-timidad. Plabro lacaniano de moda. Yo misma, con mi blog hablo y me exhibo
Besos a las dos.
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