acostumbrarse
Sentir que amamos es una confusión que se convierte en arma cuando no sabemos qué es amar. Los amores desairados tienen algo de incurables. Algo particularmente atroz: no tienen escapatoria, tan sólo la posibilidad de aceptar que cada uno carga con su propio sufrimiento y el alivio (aunque no siempre) es lograr vivir. Quizá por eso, la soledad es el único presagio de seguir vivo. No hay otra manera de ponerse a salvo.
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