La ‘fantasía de mercado’ es el tercer giro de rosca del capitalismo, y es un sistema que afecta a nuestras relaciones sexoafectivas. Por ejemplo, ahora se reivindica libertad para ‘gestionar’ o ‘usar’ nuestro cuerpo, cuando el cuerpo no se gestiona ni se usa. O la ‘autonomía’, otro concepto de la cultura neoliberal. La autonomía no existe porque no somos seres de laboratorio, no estamos aislados. Dependemos siempre del entorno. Hasta del aire”.
Zein explica que una película porno, como representación humana, “no incluye siquiera tiempo para respirar o tocar la sábana, o acariciar al otro, o escuchar, de fondo, el sonido de un ave”: “No percibe el cuerpo humano como algo relacionado, sino como alto autónomo. Los cuerpos están pulidos: pene o pubis cada vez más pelados. Esta ausencia de pelo, o el huir de la arruga, del fallo, de las sombras de nuestra existencia, es una forma de evitar la fragilidad.
El porno ha desposeido al igual que la facilidad a los cuerpos de su posesión, y a las cabezas les ha dotado de indiferencia.
1 comentario:
Si, hay que entender que es una actuación, que es algo artificial, frio, mecánico y falso :)
Besos y salud
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