Roland Barthes, explica: "hiriente como la metralla, la ráfaga amorosa provoca entorpecimiento y miedo: crisis, revulsión del cuerpo, locura". Para Barthes, "el que está enamorado a la manera romántica conoce la experiencia de la locura", y su pasión es "perturbación, herida, desamparo o júbilo: el cuerpo todo entero arrastrado, anegado de Naturaleza".
Solo los enamorados, concluye Barthes, se entienden entre ellos. Y, no lo olvidemos, el enamorado es subversivo, su conducta escandaliza y altera a los que no lo están porque les recuerda que ellos no son correspondidos como él. Por medio de la codificación amorosa, la sociedad tratará de domesticar al enamorado.
En ocasiones, estar enamorado es estar poseído. De ahí el desasosiego que produce esa hiriente metralla que explica el filósofo.
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Limerencia
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