martes, 6 de enero de 2015
la derrota es bella
Por alguna extraña razón siempre me han atraído más los derrotados que los triunfadores. Encuentro que están más cercanos a la sensibilidad que espero de las personas. Vamos, que les hace más humanos. Más frágiles, más emotivos, incluso más emocionantes.
Los triunfadores no aprenden nada, no extrañan nada, tienen esa seguridad aplastante del que está en el camino de la perpetua admiración. Y en ese lugar existe el poder de saber que lo tienen y con él puede aplastar.
Así que ahora que empiezo a recibir noticias de que el fracaso es el camino del aprendizaje, me siento más en mi época. Ojalá se aprenda del fracaso en lugar de llevar con soberbia el éxito.
La derrota es bella, por eso hay flores que en lugar de mirar con altanería hacia el cielo -y eso que pueden permitírselo- se tuercen hacia el suelo consciente de su belleza incuestionable.
Es bella la exaltación que enseña que la esencia de la victoria en realidad, reside en cómo reaccionamos ante la inevitable derrota.
Hay pocos que sepan llevar con elegancia el triunfo. Y esos son los verdaderos triunfadores.
(fotografía man ray)
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3 comentarios:
Es que siempre he pensado que no hay fracasados ni triunfadores, un triunfador puede fracasar y volver a triunfar y viceversa, o sea que no es un estado sino una circunstancia...
¿Será coherente lo que he escrito?... jajaja
Besos y salud
Genín, del todo coherente. Pero hay fracasos que no se arreglan con otros triunfos. Feliz día y salud.
Palabras sabias, como siempre.
A mi me ocurre lo mismo, me encuentro más a gusto con los derrotados, que no por eso tienen que ser tristes, que con los soberbios.
A veces se olvidan de lo que dice Genín, de que ese estado puede ser más que pasajero. Pero la vida rima, dicen, y acaba recolocando a cada uno en su sitio. O no, yo tampoco sé lo que digo, jaja.
Besos, Marcela.
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