viernes, 27 de junio de 2014
temblores y desazones
La vida la puedes relatar con pluma metafísica y con la puramente física; esa que trata temas de andar por casa, por la calle y de estar en uno mismo y en el otro. Proponer torrentes de aquello llamado vida turbulenta y con mucho garbo desdeñar el estilo, para centrarse en el tema.
Hay gente que tiene cosas que contar y por eso las cuenta. Hay otros que no tienen nada que narrar y por eso hacen del estilo una pasarela literaria; son vanguardistas desdeñosos de lo real.
Y otros que no son escritores como tales, sino relatadores que cuentan las vidas que llevan en el estómago con una bomba a punto de estallar, están generalmente desorientados, sin aclarar si son ellos mismos o el mundo el que los ha sumido en el desasosiego que visten.
Siempre me han gustado los personajes que permanecen anclados en ese malestar físico que les lleva a los temblores y desazones. Ahora me gustan los que huyen, los que escapan de una guerra en la que se han metido.
Porque existen seres que creen que las cosas tenían sentido - yo misma, por meterme en el post- y no la tienen. Ocurre que todo comienza cuando nos llaman y no nos olvidamos de ir. Nos hablan y oímos. Se abre una puerta y salimos demasiado tarde. ¿Por qué? El orden de prioridades está equivocado; se corre de un asunto al mismo, dormido pero con el corazón despierto.
Y es que la vida trata del vivir, de crear situaciones y de ser vivido.
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4 comentarios:
A veces pienso que todo esto se soluciona teniendo una huerta. Eso nos obliga a estar pendientes del riego, del crecimiento, de la comida, etc, de las cosas importantes, jaja.
Besos, Marcela.
Blue, tienes toda la razón, de hecho por primera vez en mi vida he recogido, seis o siete frutos. Las ardillas se comieron lo demás.
Un beso.
Qué bueno, jaja.
Blue, buenas para ellas. Yo que soñaba con comer almendras de. Mi huerta...
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