miércoles, 13 de enero de 2010

quiero creer, y necesito

Desde siempre se ha unido la idea de ser bueno con la de tonto. Me acuerdo de aquellas frases de mi abuela"es buena, pero parece tonta". Y así hemos llegado a dónde estamos. He tenido muchas discusiones por mantener-y lo he escrito en el blog- que la inteligencia es imposible sin bondad. La sabiduría es distinguir, discernir, empatizar.
En los libros he aprendido mucho de eso. Ser bueno no es fácil. No tiene sentido hacer algo bueno –hacer lo que se debe hacer- en espera de reconocimiento o recompensa. La obra buena –y la buena obra- son un fin en sí mismas. Llevo muchos años tratando de vivir acorde a este principio ingrato pero honesto. Y la verdad no es nada fácil. A veces me siento más tonta que buena.
Entre el estar guay, y el couching para no sufrir, la autoayuda para no sentir, y la inteligencia emocional-qué es un timo-, estamos con emociones romas (de vaticanas).
¡Qué vida tan fácil la de esos que apagan el alma!

2 comentarios:

Blue dijo...

Seguramente eres una creyente noteísta, que es una expresión que oí el otro día por primera vez y que me voy a aplicar a mí misma.

Besos.

marcela dijo...

Si.Soy noteísta, y gracias por descubrirmélo.
Son las cosas por las que amo los blogs.
besos