Yo te abrazaba, porque me hacía gracia vernos en un espejo de cualquier escaparate, detrás de un turista sonriente. Para salir dos sin pedir un favor, siempre habrá algún cristal que nos refleje.
Ahora, que es verano, pienso que seguimos retratados en algunas de esas fotos extranjeras, en un segundo plano, y con desconocidos.
Y así, tengo varias fotos tuyas en museos y en plazas. Y siempre tengo en ellas un japonés, que a su vez te tendrá también en su álbum de Tokio.
3 comentarios:
Es como si fuera la voz de otra y te atrapa y te fascina...
Es a voz de otra...y qué bien atrapar con casi nada.
Tus post magníficos. Un beso
Lo leería muchas veces más de las que lo leí, es circular e hipnótico.Un beso
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