La fotografía habla como la literatura no sólo de lo real, sino que crea ilusión con mayor facilidad que la escritura. Las imágenes hacen que imaginemos.
La fotografía no tiene porque ser un notario de los momentos que fueron, sino que más bien es un recordatorio de lo que pudieron ser aquellos que conocemos por sus retratos.
Brando, siempre imaginé que se afeitaba cómo lo retrata el gran Avedon. Displicente y apurando.
Truman Capote, dispara otro tipo de retrato no menos real e imaginado: “En su primera conferencia de prensa en Tokio les dijo a los reporteros que estaba contento de estar en Japón porque tendría oportunidad de ‘investigar la influencia del budismo en el pensamiento japonés, en tanto que factor cultural determinante’ ”.
Unas líneas antes, Capote ataca así: “Después de decirse "tengo que perder unos kilos", pidió sopa, un bistec con guarnición de patatas fritas y tres verduras, un plato de fideos, bollos y mantequilla, una botella de sake, ensalada y queso con galletitas”.
No esperaba menos de él.
1 comentario:
ese es marlon brando!?
no es del tipo q me gusta pero én Un tranvía llamado deseo se luce ,dan ganas de matarlo . pobre blanche...
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