Ese vértigo de huir y de quedarte, ese escapar de dónde no estabas, ese sentirte atrapada. Ese ser tú y querer ser otro. Esa luna creciente o menguante por naturaleza. Esa esperanza repleta de desasosiego, esa desesperanza deseando que sea.
Esa eres: esa facilidad de huir para quedarte, como si no estuvieras siempre en fuga.
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