Cuando estás ausente, tu figura se dilata hasta el punto de llenar el universo. Pasas al estado fluido, que es el de los fantasmas. Cuando estás presente, tu figura se condensa; alcanzas las concentraciones de los metales más pesados, del iridio, del mercurio. Muero de ese peso.
(...)
Un corazón es tal vez algo sucio. Pertenece a las tablas de anatomía y al mostrador del carnicero. Yo prefiero tu cuerpo ausente. Tu presencia se hace más ausente cuanto más estoy presente.
1 comentario:
Qué preciosidad de texto. Me has hecho pensar en mis preferencias. Saludos.
Publicar un comentario