lunes, 31 de octubre de 2016
mínimos pensamientos de lunes
El mundo avanza deprisa, muy rápido. Prefiero no dejar arrastrarme por esa corriente de un futuro que sé que es ficticio, porque el único tiempo verbal que para mí existe es el presente y el pasado. El pasado ya pasó y el presente dura el tiempo en que se toma una imagen.
Miro en silencio el otoño y percibo la retirada de hojas como una advertencia de que las estaciones son las mismas cuatro de la vida. Esa vida que me gustaba más cuando la conocía menos. La naturaleza por el contrario me gusta más cuando más la conozco. Decía Stieglitz que no se podía hacer buen arte en el campo porque la naturaleza tranquiliza. Y el buen arte debe nacer de la inconformidad y el caos. El arte si no inquieta es decoración.
Considero además que no es natural estar adaptado a una sociedad profundamente enferma. Así que hay que volver a mirar lo que todavía es porque fue.
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3 comentarios:
Cierto, jamás me adaptaré a esa sociedad, por eso vivo en el campo, aquí es diferente... :)
Besos y salud
Vivir en la naturaleza es lo natural.
Besos, Marcela.
Certera tu reflexión, vivimos en un mundo enfermo en el que la naturaleza nos salva.
Leerte es estimulante, escribes luces.
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