de la contemplación como trabajo

Las personas conforme cumplen años, se dan cuenta que el tiempo es mucho más valioso  que el dinero. Y ENCONTRAR MÁS TIEMPO PARA HACER ABSOLUTAMENTE NADA es quizás lo que todos necesitamos.
 
El ocio es cosa de dioses y de bebés, de él salen las grandes obras de arte, la filosofía y la ciencia. El hábito de no hacer nada en absoluto, es lo más importante para nuestro bienestar individual y cultural, ese que sin embargo, parece estar muriendo en esta era digital.
 
Lejos de la pereza, la ociosidad adecuada es el punto inicial del alma. Antes de decidir o actuar es mejor hacerlo estando inactivo, pensando. Antes de aprender es mejor observar. Antes de de hacer cualquier cosa mejor soñarla. Antes imaginar.  

La cabeza ociosa está despierta pero sin restricciones, lo que permite que entren libremente sin ataduras un flujo de ideas que nos llevará a "la idea". Tomás de Aquino sostenía que "es necesario para la perfección de la sociedad humana que haya hombres que dediquen su vida a la contemplación. "
 
¿Es la ociosidad una habilidad perdida? ¿Cuántas veces nos sentamos, serenamente desocupados ? ¿Cuántas veces nos andamos, como Henry David Thoreau aconsejó, sin orden del día, ni de destino; libres ? Ahora lo más común es ver un individuo solitario, con la cabeza enterrada en un periódico o una tablet o móvil. ¿Cuantas personas hay que simplemente se sienten y dejen que su mente se aleje de lo cotidiano, y venza en capacidad de lontananza? ¿ Nos hemos vuelto automáticos ?

Dejar la mente a la deriva en el mar de su propia creación, es mucho más interesante que ir siguiendo un rastro de hipervínculos.

Yo he pasado muchas horas así y al final me han resultado superproductivas, ahora que he dejado esa "sana" costumbre la vivo como una pérdida. 

La productividad no es la única medida de un tiempo bien empleado. Algunas de las  invenciones científicas más importantes fueron " casualidades " no planeadas. Newton estaba tranquilamente sentado debajo de un árbol y cayó la manzana. Los bebes de meses saben esto intuitivamente. Ellos aprenden todo un lenguaje y también la menera de sentarse, pararse, gatear y caminar haciendo lo que para un adulto, se vería como no hacer "nada".

Marcel Duchamp uno de los mayores artistas del siglo se declaraba "ingeniero del tiempo perdido". Esa profesión es la que más me gusta, no en vano en los blogs atiendo por Marcela.