Para adelgazar en serio se necesitan dietas y no milagros, variedad de alimentos. Para ello necesitamos un menú para el cuerpo un poco más interior que la mera ensalada. Y he investigado que hay cosas buenas que nos adelgazan.
Necesitamos un poco de comunicarnos, de relacionarnos, de soledad, de sentir, de oler, de gustar, un poco de frío, de calor, de risa, de viento, de brisa, de caminar, de trabajar, de jugar, de sol, de agua, de fruta, de queso, de miel, de pan, de fe, de libertad, de pescado, de patatas, de comida sin pesticidas, de trabajo sin jefes y compañeros tóxicos, de canciones alegres y de músicas tristes, un poco de comida fresca, entusiasmo con mucho humor y nada de libros de auto-ayudas, ni dietas de timadores.
Pero que es necesitamos sin duda con más urgencia, es que alguien nos arranque nuestro corazón de piedra y volvamos a tener un corazón palpitante de carne sana de la más roja. Pura proteína emocional.
(fotografía Inge Morath)