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En los libros he aprendido mucho de eso. Ser bueno no es fácil. No tiene sentido hacer algo bueno –hacer lo que se debe hacer- en espera de reconocimiento o recompensa. La obra buena –y la buena obra- son un fin en sí mismas. Llevo muchos años tratando de vivir acorde a este principio ingrato pero honesto. Y la verdad no es nada fácil. A veces me siento más tonta que buena.
Entre el estar guay, y el couching para no sufrir, la autoayuda para no sentir, y la inteligencia emocional-qué es un timo-, estamos con emociones romas (de vaticanas).
¡Qué vida tan fácil la de esos que apagan el alma!
2 comentarios:
Seguramente eres una creyente noteísta, que es una expresión que oí el otro día por primera vez y que me voy a aplicar a mí misma.
Besos.
Si.Soy noteísta, y gracias por descubrirmélo.
Son las cosas por las que amo los blogs.
besos
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