martes, 24 de noviembre de 2015

Soy la dueña de la luna



él también tiene un amor eterno e imposible, y lo he visto llorar bailando con sombras púrpuras de blues y escobas y lo he visto alzar en su vaso, cientos de ballenas y arpones y lo he visto asegurar que ya no recuerda y mentir decenas de poemas a la calle que lo oye, aunque él no es de los que olvidan, no es de los que dejan de amar lo que amaron con la luna, por eso me gusta danzar con él el vino y compartir una maldición de tramontanas y autostop, por eso puedo abandonarme de todos los mundos en sus ojos y asegurarlo el escudero y la espada de todas mis derrotas y gritarle ebria "somos los dueños de la luna"


Mareva

2 comentarios:

Pilar Mandl dijo...

Preciosa imagen acompañando el texto… Apetece estar ahí, quieto, con la chaqueta roja para poner el tono.
¿Tienes mucha nieve alrededor?
¿Mareva?

Genín dijo...

Bueno, ahora se duda de si los americanos en realidad llegaron, osea que todo vale... :)
Besos y salud