jueves, 29 de junio de 2017

Tiempos nuevos, cosas viejas

La principal distinción filosófica entre los diversos tipos de estofados se da entre los que requieren alguna preparación inicial —freír o saltear o lo que sea— y los que no. En las relaciones, en el trabajo, en la vida estamos entre fritos y salteados. Y muchos totalmente crudos.

Lo mismo que para los estofados, también los diferentes tipos de seres humanos tienen dos posiblilidades, salteados o crudos. 
Vivimos tiempos en que la nueva cocina y la vieja vida se mezclan en un estilo compuesto- que diría una amiga mía-. Se entretejen las tramas, como en una larga sobremesa y se mezclan los valores y sabores de siempre con un halo de inmaterialidad transparente, en las que para hacer una tortilla simplemente, ya no se cascan los huevos. 

La vuelta a lo básico, es la respuesta. Vida sin distanciamientos elitistas, destreza en las mezclas, afán por no ocultar con nombre exóticos lo establecido, para así tapar la incongruencia de la sociedad moderna. La nueva cocina es síntoma de la vieja vida. Ocultar la verdad. 
(fotografía Julie Blackmon)

1 comentario:

Genín dijo...

Para mi sigue siendo un plato delicioso un par de huevos fritos, patatas fritas a fuego lento, todo en aceite de oliva, tomate con cebolla fritos, y bacon, vuelta y vuelta, todo regado con un buen vino tinto y abundante pan de pueblo... :)
Ya se que son muchas calorías, colesterol y demás, por eso no lo como mas que muy de vez en cuando, creo que hace mas de un año que lo comí por ultima vez...o mas... :)
Añoro los tiempos en que lo comía cuando me daba la gana y de postre, queso curado de leche de oveja, hasta no poder mas, y no engordaba ni un gramo, que se le va a hacer, los años pasan, corazón :)
Besos y salud