sábado, 26 de julio de 2014

del amor y de la seduccion según adriano: marguerite yourcenar


En el caso de la mayoría de los seres, los contactos más ligeros y superficiales bastan para contentar nuestro deseo, y aun para hartarlo. 

Si insisten, multiplicándose en torno de una criatura única hasta envolverla por entero; si cada parcela de un cuerpo se llena para nosotros de tantas significaciones trastornadoras como los rasgos de un rostro; si un solo ser, en vez de inspirarnos irritación, placer o hastío, nos hostiga como una música y nos atormenta como un problema; si pasa de la periferia de nuestro universo a su centro, llegando a sernos más indispensable que nuestro propio ser, entonces tiene lugar el asombroso prodigio en el que veo, más que un simple juego de la carne, una invasión de la carne por el espíritu.
 

Estos criterios sobre el amor podrían inducir a una carrera de seductor. Si no la seguí, se debe sin duda a que preferí hacer, si no algo mejor, por lo menos otra cosa. A falta de genio, esa carrera exige atenciones y aun estratagemas para las cuales no me sentía destinado. 

Me fatigaban esas trampas armadas, siempre las mismas, esa rutina reducida a perpetuos acercamientos y limitada por la conquista misma. La técnica del gran seductor exige, en el paso de un objeto amado a otro, cierta facilidad y cierta indiferencia que no poseo; de todas maneras, ellos me abandonaron más de lo que yo los abandoné; jamás he podido comprender que pueda uno saciarse de un ser. 

El deseo de detallar exactamente las riquezas que nos aporta cada nuevo amor, de verlo cambiar, envejecer quizá, no se concilia con la multiplicidad de las conquistas.

(Memorias de Adriano Marguerite Yourcenar)

6 comentarios:

fiorella dijo...

..." A falta de genio, esa carrera exige atenciones y aun estratagemas para las cuales no me sentía destinado.
Me fatigaban esas trampas armadas, siempre las mismas, esa rutina reducida a perpetuos acercamientos y limitada por la conquista misma. La técnica del gran seductor exige, en el paso de un objeto amado a otro, cierta facilidad y cierta indiferencia que no poseo; de todas maneras, ellos me abandonaron más de lo que yo los abandoné; jamás he podido comprender que pueda uno saciarse de un ser. "... es así. Un beso

marcela dijo...

Fió, así mismo, hay que leer a los clásicos. La vida siempre te espera a la vuelta de la esquina. Justicia poética. Besos.

Genín dijo...

Saciarse de un ser...
Da que pensar, ¿A que si?
Besos y salud

marcela dijo...

Genín, si hay que pensar en cosas que son las serias. No hay ser que se sacie de otro si no llega a saciarse antes de sí mismo.
Un beso y salud.

Carmela dijo...

Sin duda es bueno leer a los clásicos.
Un beso, Marcela.

marcela dijo...

Carmela, no hay nada más contemporáneo que los clásicos.¿ A qué sí ?
Besos.