viernes, 15 de octubre de 2010

profesionales radicales



Pedí a un arquitecto japonés en paro, que me diseñase mi nueva casa, y se lo dije bien claro: "quiero una casa que recoja con un simple golpe de vista, mi personalidad".
Me hablo del elogio de la sombra, me hablo de lo zen, me habló de todas esas cosas que parecen ser estrictamente niponas. Así, que le dí libertad total, y añadí-"cómo soy muy mala con las obras, quiero ser respetuosa con tu profesión y no voy a coartar tu libertad creativa".
Pasaron dos años, y cuando fui a verla, me encontré exactamente con ésta casa, que me retrataba tan exactamente como una fotografía de Walker Evans. Pura psicología nipona.
Vamos que era, mi autentico retrato interior.Y además, insostenible.

5 comentarios:

meloenvuelvepararegalo dijo...

Cómo me gusta.
Me recuerda a la habitación inclinada que había en algún parque de atracciones que frecuentaba cuando era chica.
Siempre es emocionante vivir así.
Bss,

Blue dijo...

Ja, ja, ja...no, Marcela, no lo hagas. Eso no es para ti.

"Un pouco de sentidiño"...

;-)

Bicos.

Genín dijo...

jajajaja Patas arriba!!!
Besitos y salud

David dijo...

¡Qué casa!
Yo creo que todos tenemos así un poco nuestro retrato interior, algo desequilibrado.
Un saludo.

José Antonio del Pozo dijo...

Es la casa del sol naciente después de Lo que el viento se llevó. Excelente y cuidadosísimo blog que acabo de descubrir. Le invito, Marcela, si le sobra un minuto al mío, de contenido político y literario. Un saludo
http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com/
Un saludo