Chatwin, que trabajaba en
Sotheby's de Londres, acudió al oculista que le explicó que tenía que tornar su atención hacia "el horizonte". La cercanía de su trabajo como experto de objetos artísticos le estaba dejando ciego.
Cuando entrevistó a la arquitecto y diseñadora de 93 años
Eileen Gray-otra de mis mujeres predilectas- en su salón de París donde advirtió que había un mapa de la
Patagonia pintado por ella le dijo "Siempre deseé ir allí". "Yo también" le replicó ella, "ve allí por mi".
Así que se dispuso a partir casi
inmediatamente hacia
Sudamérica y cuando llegó allí cortó su relación laboral en la casa de subastas con con un simple telegrama: "Me he ido a la
Patagonia".
Chatwin vivió con sus
contradicciones: entre el nomadismo y el ansia de un ancla, la erudición y la invención, el amor y el egocentrismo, la manía enfermiza del coleccionista y el desapego, los mullidos salones de
Sotheby's y el cielo ortodoxo del monte
Athos.
Sus libros no son historia literaria en el aceptado sentido del término ni es tampoco historia cultural. No alcanzo a figurarme qué es exactamente. Pero ha sido para mí como los yacimientos de oro de California, un lugar donde el hombre o se hace millonario, o se arruina.
Ficcionaba la verdad así que lograba contar "la verdad y media" según su biógrafo.
Caminó errante por la
Patagonia, buscó esconder su condición, sólo una mujer lo amó de verdad (su esposa),
fue un
diletante, un mago, erró y engañó como un verdadero artista. Y escribió uno de los libros más bellos que existen sobre la pasión de coleccionar. "
Utz", la pasión de un coleccionista de porcelanas de
Meissen.
Se casó sin que nadie entendiera, no reconoció su enfermedad, y murió arropado y cuidado por su mujer
Elizabeth de la que se había separado, y por otra mujer que era la esposa del que fue su amante. ! Cosas inglesas !
Chatwin era un coleccionista compulsivo, de
países, de sensaciones, de arte...y un ojeador de mundos que en ocasiones le producían miedo. De él quedan sus libros, sus
moleskines, su belleza, su recurrente nomadismo. Fue un moderno solitario, que escapaba incluso de sí mismo.
(foto partisana,Berlín)