jueves, 28 de diciembre de 2017

hay que saltar, incluso al precipicio.



Lo sé. Sé que nunca más encontraré nada ni nadie que me inspire pasión. Tú sabes que ponerse a querer a alguien es una hazaña. Se necesita una energía, una generosidad, una ceguera… Hasta hay un momento, al principio mismo, en que es preciso saltar un precipicio; si uno reflexiona, no lo hace. Sé que nunca más saltaré.

Ahora voy a ir por lugares seguros, personal tranquilas y un poco inquietantes (ya sé que es incompatible, pero las hay), conversaciones sobre "el todo"  y hablando de "lo único".

3 comentarios:

Genín dijo...

Que va, ocurrirá cuando menos lo pienses, que me lo digan a mi... :)
Besos y salud

Blue dijo...

Estoy con Genín. Eso nunca se sabe porque la pasión está en uno mismo y no en el otro. Mientras estamos vivos puede pasar de todo...y más.
Besos, Marcela.

David dijo...

¡Feliz año, Marcela!
Un abrazo