viernes, 4 de diciembre de 2015

Lou Dillon: además de cantante e hija de iconos, piensa


¿Creció rodeada de mujeres liberadas, no?

Es interesante que diga eso… Cuando uno piensa en Jane Birkin o en Françoise Hardy, las considera mujeres liberadas. En realidad, no lo eran, solo lo hacían ver. Hardy dice que sin Jacques Dutronc no hubiera sido nada en la vida y mi madre, que se lo debe todo a Serge Gainsbourg. Y, en ambos casos, es falso. Diría que mi generación es la primera realmente liberada. Soy la primera que puede echar a un tío a la calle, porque tengo un sueldo propio, una casa a mi nombre y el derecho a criar sola a mi hijo. Mi madre, en cambio, podía enviar a paseo a Serge, pero el patrón que determinaba sus relaciones era de sumisión. Las mujeres tenemos que ir con mucho cuidado para no perder terreno. Por eso, cuando veo a Nicki Minaj y Kim Kardashian, me escandalizo. Me digo que mi abuela luchó por algo más que el derecho a lucir un tanga.
¿Cómo explica este fenómeno? 
Es una especie de síndrome de Estocolmo. Como los chicos ya no nos pegan en el culo, nos lo hacemos nosotras mismas. Como nadie nos llama «zorra», nos lo llamamos entre nosotras. Cuando veo a Beyoncé cantando desnuda bajo la ducha suplicando que su novio borracho se la tire, me digo: «Asistimos a una catástrofe». Y encima los demás me responden que no he entendido nada, que ella es una feminista de verdad porque en sus conciertos ha colocado un cartel enorme que dice eso. Es peligroso creer que eso es cool. No deja de ser una mujer que canta canciones escritas por hombres y que responden a una fantasía masculina. Me molesta que la gente se lo tome a la ligera. Hoy todo el mundo es tan cínico e irónico…
¿Usted no lo es? 
Tengo sentido del humor, pero el cinismo es un ácido que lo destruye todo. Cuando Patti Smith canta People Have the Power, me emociona por su falta de cinismo.
Su música tampoco es cínica.
Claro que no. La gente paga 20 euros y contrata a una niñera para venir a verme. Lo mínimo que puedo hacer es ser honesta con ellos.
¿Cómo vivió el éxito de su primer disco? 
Me protegí diciéndome que no funcionaría. Encontrar un público amplio y las buenas críticas me emocionaron. Pero la vida es curiosa: justo cuando empezaba a sentir cierta satisfacción, mi hermana Kate [Barry, fotógrafa de éxito] se mató. Me centré buscando la parte universal de esa experiencia. Me dije que eso le sucedía a miles de personas en el mundo, que no tenía nada de excepcional. No puedes quedarte en tu rincón lamentándote y repitiéndote que tu hermana se ha matado y que nadie ha sufrido tanto como tú. Para mi madre y mi hermana fue difícil comprenderlo, pero yo solo sé reaccionar así.
¿Cómo fue crecer con cuatro hermanastras y dos padres distintos? En aquella época, ¿esa diferencia respecto a la mayoría de las familias le fue difícil de aceptar? 
Hubo un poco de todo, momentos de alegría y de dolor [sonríe]. De muy pequeña comprendí que la única forma de ser feliz en esta familia era no juzgar y aceptar que el amor podía tomar muchas formas. Mi madre besaba a Serge en el backstage de sus conciertos y se decían ante mis propios ojos que no deberían haberse separado. Crecí con adultos de sentimientos muy cambiantes. De hecho, toda la filmografía de mi padre habla de eso. Te quiero, pero dentro de dos minutos te querré menos, en una hora no sabré qué hacer contigo y mañana, tras haberte dicho que te largues, entenderé que eres el amor de mi vida. Puede sonar algo excesivo, pero me parece más realista que esos telefilmes estadounidenses donde los personajes se dicen: «Te querré siempre».

3 comentarios:

Genín dijo...

No puedo menos en pensar en aquello de "Nada es verdad ni mentira, todo depende del cristal por que se mira" creo que era mas o menos así... :)
Besos y salud

marcela dijo...

Genín, así es pero creo que esta chica piensa. Y eso me gusta. Un beso y salud.

Pilar Mandl dijo...

Buena entrevista, sí... Da respuestas muy inteligentes.