sábado, 25 de julio de 2015

el love feroz


En las historias de amor antiguas lo cursi se daba por hecho. De ahí, que no se tuviera miedo a caer en la cursilería. Pessoa decía que las cartas de amor son ridículas siempre. Y Galdós, escribía apelativos noños a Emilia Pardo Bazán.
Ahora que todos somos unos inseguros, lo cursi está prohibido en el discurso amoroso. Es más fácil tener sexo que hablar de amor. Nos resulta más fácil firmar una hipoteca para toda la vida que decir "te quiero". Y el compromiso, es una palabra impronunciable. Con la compañía del móvil se firma un compromiso por lo menos de18 meses, con una pareja  " for ever never"
En esta sociedad individualista e independiente lo difícil es comunicarte con alguien, por eso la única forma de contar una historia de amor es contando una historia casi de terror. Dice el escritor Roncagliolo que los elementos vitales de novela romántica  de siempre son: “mucho sexo y soledad”. 
Ahora las historias de amor son de vampiros, de personas perdidas, desestructuradas, incapaces de amar, tristes, blandos haciendose los duros, duras haciendose las duras, y un ruido de fondo de una ciudad en la que se buscan, se encuentran, se desencuentran, se separan, se aman, pero no lo dicen.
Siempre terminan mal. Para lo literario es lo ideal, para la vida un horror.
La felicidad, es muy aburrida literariamente. La conocida frase "las familias felices no tienen historia, todas se parecen" es una media verdad. Según veo y leo, las familias desgraciadas y desestructuradas se repiten siempre con sus desgracias. 
(fotografia roman & williams)

1 comentario:

Genín dijo...

A veces agradezco tener unos sentimientos y forma de pensar antiguos ... :)
Besos y salud