martes, 19 de febrero de 2013

desviar la mirada


Se trata de volver la cara hacia los justos. No mirar a los malvados; despreciarlos. Todos los hombres no son uno y otro hasta el infinito, pero parece que ahora sí, pueden serlo.

A lo largo de su vida, Limónov, nacido Eduard Savenko en 1943 y protagonista del libro de Emmanuel Carrère ha sido delincuente juvenil, poeta vanguardista, suicida insustancial, recluso en un psiquiátrico, vendedor de libros, sastre autodidacta, clandestino en Moscú, indigente en Nueva York, amante de negros del Bronx, sirviente en la casa de un rico, escritor de éxito en París, miliciano serbio, golpista ruso, director de un periódico de corte fascista, líder de un partido nacionalista, místico, preso sin sentencia e incluso sin cargos ("quizá el momento culminante de su vida, el momento en que ha estado más cerca de ser lo que siempre, con bravura, con una terquedad infantil, se ha esforzado en ser sin conseguirlo: un héroe, un auténtico hombre").

Sin tan exhaustiva vida, muchos de los que nos rodean, serían capaces de ser como él.
Miremos hacia otro lado, sin por ello dejar de ser conscientes, que los que salen en los periódicos y telediarios esos hombres ejemplares no son sino limónovs con cargos. Ejemplares nunca.
Nos quedan los niños y los animales.

4 comentarios:

Genín dijo...

Lo que menos me gusta es lo de director de un periódico de corte fascista, eso puede afectar negativamente a mucha gente...
Salud y besitos

Carmela dijo...

Si, al menos nos quedan los niños y los animales...
Un beso

fiorella dijo...

...y los buenos amigos de los que día a día se aprende tanto, se descubre otro tanto más... también.Un beso

Anónimo dijo...


- Parece "SER, seniORitas que se OlvIdan de LOS PES- caDores...

- Pobre AU R Elio!!



- PampamPanem queremos PAN!!



- Has T A la "muerte, Muriel, os VOYacompaniar X "INjustas!!