viernes, 21 de noviembre de 2008

prozacoínomanos


De las crónicas de hoy se recordará más la melancolía que la honestidad.Esos momentos de la desazón, porque cada época tiene su estilo en la tristeza, su tono, su vocabulario particular. ¿Cómo justificarnos a nosotros mismos? ¿Cómo justificar nuestras vidas?. Somos unos viajeros que recorren el mundo escribiendo sus crónicas de pobres amantes. La silla oscura donde sentarnos, una generación que teme la tristeza, la melancolía, somos la generación del prozac.La tristeza no es lo temible, lo terrible es la indiferencia.Sentir es sufrir, la mayoría de las ocasiones. Vivir requiere valor.

1 comentario:

ROSA ALIAGA dijo...

me gusta mucho más la tristeza que el prozac...para mí es tan importante sentir