domingo, 13 de enero de 2019

el gusto es tuyo, no mio


Umberto Eco sostenía que la belleza es aburrida porque siempre sigue «ciertas reglas», mientras que la fealdad, en cambio, emerge de forma impredecible, ofreciendo «un abanico infinito de posibilidades» Ya se sabe: un ojo de más, una ceja de menos... Si decimos, como se ha dicho y se dice, que la belleza es «esto» (un canon), entonces la fealdad es todo lo demás, y no tan solo todo lo contrario. El italiano lo sentenció con guasa: «La belleza es finita. La fealdad es infinita, como Dios».

El miedo ante lo extraño llevó a que, en 1913,  un crítico del «New York Times» describiera los cuadros de Matisse como «feos, toscos, limitados» y «repugnantes en su inhumanidad»
Hoy son bellísimos, y es que sobre gustos está todo escrito y el que piense lo contrario es porque no los ha leído.

2 comentarios:

Genín dijo...

Tambien Eco tendría sus días malos :)

Besitos y salud

Nabila dijo...

A mí me encanta la belleza interior esa perdura en el tiempo