Primero fueron los yuppies, después los bobos (bohemios-burgueses), más tarde los eco-chic, los cool-fashion, los funkis, y otros nombres pijos para tiempos pijos. Se acabaron los tiempos en que comprábamos todo lo que nos vendían, y no necesitábamos, nos endeudábamos de lo que no teníamos y nos llenábamos la vida de más trabajo, más cosas y menos vida.
Acabo de regresar de un pequeño y low-cost viaje por Europa y en Berlín la vida se recicla. La silla que deja la del primero, le parece estupenda al del portal siguiente, se sale a comer y con un plato de pasta al sol -que para ellos es lujo-, y un libro que se lee mientras se le da al tenedor la vida transcurre plácida y sin que aparezca el stress. Hay que decir que Berlín no es Alemania. Si llamas a un fontanero tardará igual que cualquier mediterráneo y la currywurst es la proteína por excelencia. Luego existen los bio-veganos y los artistas del género que no le hace ascos a vender a precios low-cost, para comer unas verduras muy especiadas, que para algo llegaron hace muchos años los turcos.
Estamos inmersos en los tiempos del frugalismo que va a ser una moda muy resistente y duradera.
El neologismo
es considerado como el nombre de guerra más adecuado para designar a
esta criatura que quiere desenvolverse con estilo y con conciencia en
tiempos de recesión. Lo cierto es, que se parece bastante a otra de nuevo
cuño que ya habíamos comentado aquí: recessionista, la nueva tiene algunos matices añadidos que son interesantes.
El frugalista,
como su propio nombre indica, es básicamente una persona que lleva un
estilo de vida frugal (”No, no necesito esa pantalla de plasma hecha en
China, gracias”), que sabe decir no, pero que consigue ir a la (su) moda
acudiendo de cuando en cuando a lugares de culto para buscadores de
gangas (outlets, mercadillos de segunda mano, y almacenes medio-pelo). Además intenta mantener un estilo de vida sostenible y ecológico.
Esta nueva tribu admite otras variantes.
Saca tu lado artista y
deconstruye sillas viejas, tira un trozo de pared, y déjalo con un toque
guay; sin arreglar. Si vienen malos
tiempos, recíclate y sé creativo. Todo el mundo es un artista, aunque no
sea bueno. Y si eres malisímo, siempre puedes hacer algo gracias a ese
género morro- artístico llamado apropiacionismo. Yo he empezado por plagiar a uno de los mejores artistas de todos los tiempos, pero no copio simplemente le "homenajeo" (risa)
Y con materiales como cartones gratis total. Empieza para mí una nueva era.
( imagen: cuadro de basquiat perpetrado por partisana, y que jean-michel me perdone)