Lo mismo que para los estofados, también los diferentes tipos de seres humanos tienen dos posiblilidades, salteados o crudos.
Vivimos tiempos en que la nueva cocina y la vieja vida se mezclan en un estilo compuesto- que diría una amiga mía-. Se entretejen las tramas, como en una larga sobremesa y se mezclan los valores y sabores de siempre con un halo de inmaterialidad transparente, en las que para hacer una tortilla simple ya no se cascan los huevos.
La vuelta a lo básico, es la respuesta. Vida sin distanciamientos elitistas, destreza en las mezclas, afán por no ocultar con nombre exóticos lo establecido. Hay que dejar de tapar en base a slogans alguna de las incongruencias de la vida y sociedad moderna. La nueva cocina es síntoma de la vieja vida.